sábado, 18 de febrero de 2012
10 Consejos para que tu bicicleta ruede suave como el primer día
No hay nada más frustrante para un ciclista de montaña que encontrarse en mitad del monte con una bicicleta que no funciona como es debido. Ruidos, crujidos, rozamientos y otros problemas derivados pueden ser fácilmente evitados si seguimos una serie de consejos para mantener nuestra montura en perfectas condiciones. Siguiendo esta serie de consejos, conseguiremos que nuestra bicicleta ruede suave como el primer día.
Asegúrate de que la transmisión está correctamente engrasada. Antes de cada salida, es muy recomendable comprobar que la cadena está correctamente engrasada. Ésto es especialmente importante durante los meses de verano, cuando el calor aprieta y el polvo y la suciedad se adhieren a la transmisión de la bicicleta sin piedad. Un poco de aceite para la transmisión y asunto resuelto.
Comprueba los cables. No podemos olvidar los cables de la bicicleta. Estos cables incluyen los frenos, el cambio trasero y desviador delantero y el de la tija de un sillín ajustable en altura. Hay que asegurarse que no se encuentran rotos, doblados en algún punto ni rasgados. Un cable en mal estado puede provocar numerosos problemas en el cambio y en la frenada, transformando un día de ruta en una pesadilla de problemas y peligros varios.
Comprueba los platos y piñones de la bicicleta. Unos dientes desgastados en platos o piñones de nuestra bicicleta aceleran el desgaste del resto de componentes. Es recomendable comprobar el estado de los dientes y asegurar el correcto desplazamiento de la cadena por ellos, sin saltos ni excesivas fricciones. Al menor síntoma de desgaste en cualquiera de los tres componentes (cadena, platos o piñones), lo mejor es sustituir la pieza gastada por una nueva para evitar el desgaste prematuro del resto de componentes.
Ajusta los cables de los cambios cuando sea necesario. Nuevamente los cables, aunque en esta ocasión se trata de ajustarlos correctamente. Los cables nuevos tienden a dilatarse un poco con el paso del tiempo. Es esencial ajustar los cambios de una bicicleta con cables nuevos tras dos o tres salidas, para mantener la suavidad de funcionamiento. Ajustar la tensión de los cables del cambio trasero y el desviador delantero es una tarea sencilla que solamente requiere un poco de práctica, y nos ayudará a mantener nuestra bicicleta en perfectas condiciones.
Comprueba la presión de las cubiertas. Los neumáticos de la bicicleta son la única parte de nuestra montura en contacto con el suelo, y nos transmiten de forma directa todas las irregularidades del terreno. Una presión adecuada para cada ciclista en las cubiertas es esencial para rodar suavemente y evitar la sensación de ir rebotando por el monte o, por el contrario, ir arrastrándonos como una serpiente en la arena. Es muy importante también llevar siempre una bomba de inflado pequeña y un kit para reparar pinchazos, ya que una rueda pinchada sin poderse reparar es sinónimo de final de trayecto.
Engrasa los puntos clave de tu bicicleta. Ciertas partes de la bicicleta necesitan estar engrasadas debido al continuo rozamiento que sufren, con el fin de evitar ruidos y crujidos varios. De este modo, la tija del sillín, las zonas pivotantes de una doble suspensión o los sitios en los que los cables rozan con sus protectores necesitan una ligera capa de grasa para un buen funcionamiento. Revisa la bicicleta completamente y aplica una mínima capa de grasa allá dónde sea necesario.
Comprueba la presión de los amortiguadores. La mayoría de bicicletas de hoy en día de gama media y alta utilizan suspensión de aire por sus ventajas en el peso y su buen funcionamiento. Cada suspensión tiene una tabla con los valores aproximados de la presión óptima que debemos utilizar. Debemos asegurarnos que las suspensiones de nuestra bicicleta están funcionando con la presión correcta en función a nuestro peso y nuestras necesidades, para conseguir la máxima suavidad y eficacia de funcionamiento.
Revisa los neumáticos de la bicicleta. Las cubiertas son uno de los componentes más importantes de la bicicleta y nuestro único contacto con el suelo. Debemos asegurarnos de que en los neumáticos de nuestra bicicleta no existan grietas, desviaciones ni un desgaste excesivo. Unas ruedas muy viejas impedirán que rodemos suavemente, causando todo tipo de sensaciones nada buenas al ciclista que rueda con ellas.
Comprueba cada tornillo de la bicicleta. Suena muy fácil, pero en realidad hay multitud de tornillos que revisar en una bicicleta. Cada tornillo de una bicicleta necesita un par de apriete específico para cumplir adecuadamente con la función para la que está diseñado, y puede ser que no tengamos la herramienta adecuada para comprobar el apriete. Lo mejor es asegurarnos de que no hay tornillos flojos ni pasados de rosca en la bicicleta. De esta manera, aseguramos que ningún componente se mueva más de lo que debiera durante una salida.
Examina cuidadosamente el cuadro de la bicicleta. Cada cuadro tiene unos puntos más delicados que otros, que sufren más estrés. Revisa el cuadro de la bicicleta buscando fisuras o marcas de estrés en cualquiera de los tubos. Si encuentras alguna, mejor no ruedes con esa bicicleta.
¡Limpia la bicicleta!. Aunque en realidad hablamos de 10 consejos, no podemos pasar por alto el consejo número 11. La suciedad es como un papel de lija, sobretodo en las partes móviles de nuestra bicicleta, y causa desgaste prematuro de los componentes y otros problemas varios. Una buena limpieza de la bicicleta hará que ésta brille, luzca bajo el sol y deslumbre a todo el que la mire. Por supuesto, no debemos olvidar engrasar nuevamente las partes necesarias tras una buena limpieza a fondo.
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